La irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) está redefiniendo el panorama laboral a nivel mundial, y México no es la excepción. De acuerdo con una conferencia reciente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en el próximo año 16 millones de empleos en México estarán expuestos a transformaciones derivadas de la IA, cifra que podría ascender a 22 millones en cinco años y a 26 millones en una década. Este fenómeno plantea importantes desafíos para trabajadores, empresas y políticas públicas, que deben adaptarse rápidamente para mitigar los riesgos y aprovechar las oportunidades.
El impacto de la IA no se distribuye de manera uniforme. Las mujeres, que predominan en roles administrativos y de servicios, enfrentan una mayor vulnerabilidad. El BID señala que el 40% de las trabajadoras mexicanas se verá afectada por la automatización, en comparación con el 38% de los hombres. Además, los trabajadores con niveles educativos bajos y medios, especialmente aquellos en empleos formales con ingresos medios, son particularmente susceptibles a estos cambios, lo que podría profundizar las desigualdades existentes.
En este contexto, Jorge Rosas, speaker internacional, CEO de WeWow y autor del libro «Energizers», destaca: “La inteligencia artificial no está aquí para reemplazarnos; está aquí para transformarnos. Los empleos no desaparecerán por completo, pero sí cambiarán. Lo que necesitamos es enfocarnos en las habilidades que las máquinas no pueden replicar, como el pensamiento crítico y la empatía”.
Esta transformación no está pasando desapercibida entre los trabajadores. Una encuesta de YouGov revela que el 61% de los empleados en México teme que la IA pueda desplazar sus puestos de trabajo, ubicando al país entre los más preocupados a nivel mundial, sólo por detrás de Indonesia e India. Los sectores como el desarrollo de software, soporte técnico y diseño gráfico se consideran los más susceptibles a la automatización.
A pesar de estos desafíos, la IA también ofrece oportunidades significativas. En un informe dado a conocer a la prensa, el Foro Económico Mundial estima que si bien 85 millones de empleos podrían desaparecer para 2025 debido a la automatización, se crearán 97 millones de nuevos roles adaptados a la era digital. México tiene el potencial de beneficiarse enormemente si se toman las medidas necesarias para capacitar a su fuerza laboral.
“La capacitación es el pilar para convertir los riesgos en oportunidades”, menciona Rosas. “Tenemos que ser rápidos, pero también estratégicos, para identificar las habilidades del futuro y ofrecer programas accesibles para todas las personas, sin importar su nivel socioeconómico”.
La clave está en invertir en educación y capacitación que desarrollen habilidades complementarias a la IA, como la creatividad, la inteligencia emocional y la resolución de problemas complejos. Además, es crucial que las políticas públicas regulen el uso de la IA para garantizar la equidad laboral, proteger los datos personales y prevenir nuevas formas de discriminación. Países como el Reino Unido, Canadá y miembros de la Unión Europea ya están avanzando en este sentido, y México debe seguir su ejemplo.
La inteligencia artificial representa tanto desafíos como oportunidades para el mercado laboral mexicano. La percepción pública, los impactos diferenciados por género y nivel educativo, y la necesidad de marcos regulatorios robustos, señalan la urgencia de actuar. En palabras de Jorge Rosas, “el futuro del trabajo no está escrito, pero lo que hagamos hoy determinará si la IA se convierte en una aliada para el progreso o en una fuente de desigualdad”.